Equilibrio

Equilibrio
"ser"

martes, 26 de noviembre de 2013

Equilibrio

 
 
 
 
 
 
 
Para mi encontrarme con el Budismo Zen, fue (Y sigue siendo) una experiencia genial. A medida que leo sobre ello experimento una sensación muy gratificante. Como cuando, después de mucho tiempo, te encuentras con alguien o algo, muy querido y conocido. A veces, me pierdo o no capto todo lo que ahí se explica pero siempre, hay un fondo que entiendo como algo ya mío, lo que me empuja a querer saber más.

Con mis primeras lecturas sobre ello, me sorprendía lo que iba descubriendo sobre, por ejemplo: Najarjuna, La Escuela de La Vía Media y la vacuidad al coincidir tanto con mi sentir. Me emocionaba y a la vez me “descolocaba” encontrarme con explicaciones sobre los extremos, pues en mi vivir he sido y soy muy dada a decir cosas como: “Los extremos no nos llevan a nada bueno”, “Es mejor buscar el centro”, “El equilibrio interior esta en: ni lo mucho ni lo poco”. Lo que me llevaba a pensar, lo cerca que lo había tenido siempre y la de sufrimiento y frustración, que me habría ahorrado si hubiera hecho caso a mi interior. Pero todo llega cuando estas preparado para ello, ni antes ni después todo te llega en el momento adecuado.
 

Si reflexionamos un poco y hacemos un esfuerzo por ser objetivos… veremos que nos pasamos la vida diciendo cosas como: “Esto no me gusta”, “No aguanto a esta persona”, “OH, esto me encanta”, “Es genial aquella persona” y más. No captamos que es así para nosotros y, muy posible, que también para quien esté compartiendo ese instante con nosotros, pero el mundo, las circunstancias y las personas son como tu las ves en ese instante de vida y, como digo, quizá tengas la suerte de estar viviéndolo al unísono con otra u otras personas de tu entorno. Aunque también ocurre, que incluso viviendo la misma situación, en un mismo entorno y en ese mismo momento… la perspectiva sea distinta, las conclusiones y lo que se te queda en el recuerdo, en la percepción… haga pensar que no viviste lo mismo, porque lo que para mi fue agradable, para ti pueda pertenecer a un mal recuerdo.

 Quiero con esto decir, que nuestros pensamientos –condicionados por patrones de conducta, clasificaciones y experiencias del pasado- nos llevan a pensar en todo y en cada situación, como algo bueno o malo, negativo o positivo; yendo siempre de un extremo a otro, lo que nos lleva a estar en desequilibrio con nosotros mismos. La consecuencia de ello, es que terminamos manejando situaciones de rechazo o agrado, en una lucha continua con nuestros deseos.

Lo cierto es que nada es bueno del todo ni malo del todo, igual que nada es positivo ni negativo del todo. Además, si llegamos a la conclusión que algo es positivo o bueno, es porque hemos experimentado su parte negativa o mala y, por ello podemos identificar los dos extremos. Añadiría algo que seguro… seguro hemos dicho en más de una ocasión: “Fíjate… que, al final, salió bien ¡Quién lo iba a decir! Con lo mal que empezó todo” o “¿Qué pasó, para que se torciera todo? Si estuvo planeado hasta el milímetro” Nos empeñamos en que cada cosa que hacemos sea perfecta o, por el contrario y por –vete a saber qué razón- nos aferramos a la idea que no funcionará y como es imposible que todo ocurra como queremos, esperamos o no esperamos… pasamos de la esperanza y la ilusión, a la frustración y a desilusionarnos en segundos.
Son extremos, nos ponemos al borde del precipicio y, encima… cogemos todos los boletos para que nos toque la caída.

Intentar mantenerse en equilibrio es el camino, pues nuestro vivir es una sucesión de acontecimientos que podemos clasificarlos de buenos o malos, según nos hagan sentir pero ello no quita que aceptemos que nuestra vida transcurre de acontecimiento en acontecimiento.

Obviamente, si algo que estamos viviendo nos provoca sufrimiento, no lo queremos pero, dime ¿Porque luches contra ello va ha desaparecer dicho suceso? ¿Durará más algo que te agrada, solo porque lo desees y te aferres a ese deseo, a ese suceso?

Si dejáramos de aferrarnos a luchar contra lo que no nos gusta y a tratar de retener lo que sí nos gusta… desaparecería mucho de nuestro descontento con la vida.

El rechazar algo nos lleva a un temor, que nos hace sufrir más y rechazar con más empeño en aquellas situaciones posteriores, que nos parecen son las mismas. Igual que el querer retener algo, nos lleva a frustrarnos cuando lo perdemos y sentir más frustración, por el miedo a volver a perderlo, cuando creemos encontrarlo de nuevo ¿no es mejor disfrutar y aceptar? O, por el contrario ¿Prefieres terminar siendo prisionero de tus rechazos y tus anhelos? Ningún acontecimiento es igual al anterior ni tampoco es mejor o peor, es un suceso más en nuestro vivir.

 Es más, hay algo que me atrevería a afirmar casi sin equivocarme: La gran mayoría de las veces que nos ocurre algo negativo tenemos una idea de fondo, que nos hace pensar que lo merecemos y cuando es algo positivo, inconscientemente, tenemos la idea contraria… no merecerlo. Lo que añade una lucha más de extremos que chocan y no dejan que acabe el conflicto.
 

Si todo lo que me sucede lo miro con perspectiva, sé que no es fácil, tengo que hacer un esfuerzo para no dejarme arrastrar. Tiempo…  que me sirve para darme cuenta porqué y cómo me afecta dicho suceso y estar con menos presión de mis sentimientos.

Si algo va bien, algo irá mal, nunca todo funciona en mi vida, por tanto: Valoro y disfruto “A tope” de lo que me llega de bueno, acepto y busco lo que tiene de bueno y de enseñanza lo que me llega de malo y así busco el equilibrio para sentirme bien y estar más tranquila, para escoger y decidir lo mejor. Aceptando todo tal cual es y escuchando siempre a mi interior.

 

 

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