Equilibrio

Equilibrio
"ser"

sábado, 29 de marzo de 2014

Adsorbiendo conciencia


Abuelos









 Los abuelos suelen ser los que nos enseñan la esencia de vivir (Bueno, por lo general, no todos) nos ayudan a tomar conciencia de nuestra existencia… sin ser conscientes de ello. Crecemos absorbiendo sus historias, reiteradas frases que, por otro lado, en esos momentos de nuestra existencia, no tienen sentido para nosotros pero las absorbemos y aprendemos sin aprender, cariñosas riñas que no nos hacían sentir mal, porque tenían la habilidad de hacernos ver más allá de la riña. Con esa calma que dan los años y el saber. Como me decía mi abuela: “Las prisas p’a vivir no son buenas, nena”.

Yo tuve la suerte de contar con una abuela que era así, a la que veía solo los veranos. Tan solo 20 días al año y aprendí con ella más, que con cualquiera de los mayores con los que convivía. De ello, aprendí algo muy pronto: que no es la cantidad de tiempo que dediques a alguien, sino la calidad de ese tiempo. Recuerdo las conversaciones con ella, mientras hacíamos algún postre o, simplemente, sentadas por las tardes al lado de la lumbre -me encantaba arrimarme a ella, rodeaba su brazo mientras aspiraba su olor a vainilla y canela, y escuchar su cariñosa voz contándome… lo que fuera tocara contar-.

Entonces no tenía ni idea de lo que aprendía a su lado, solo sentía que con ella cerca todo era más fácil, todo se daba… sencillamente. Con los años es cuando he podido discernir aquello que ella, en su que hacer cotidiano iba enseñándome. Simplemente, vivía, sentía y comunicaba aquello que todos tenemos ahí delante de nuestras narices, aunque no lo percibimos, aquello que siempre nos acompaña en silencio y que solo nos habla cuando le dejamos: nuestro Ser, lo que en verdad somos en su totalidad con cuerpo y mente sin separación mental. Como acostumbraba a decirme, cuando la torpedeaba con mis cabalas de niña y después de adolescente: “No pienses tanto nena, es malo”.

Por eso y desde aquí, quiero hacer un homenaje a todos los abuelos y, a mi abuela en particular, por haber podido transmitirme todo aquello importante en mi vivir, por haber podido adsorber conciencia de su Ser. Gracias abuela, siempre estarás viva en mi.

 
No dispongo de ninguna foto de ella en el ordenador, aunque bien podría ser ella. Menudita, risueña y siempre ocupada con algún que hacer cotidiano. Y haciendo honor a una frase que me repetía muy a menudo "Es de bien nacidos ser agradecidos": Gracias abuela, por ser como eras.